Mientras leo, examino y reconozco algunos esquemas en el atlas del cuerpo humano. Mientras en el yermo de la sombra reparto las horas que quedan de la noche, entre el apoyo a la resolución de algunas preguntas de examen, la interacción con alguien que se encuentra ‘volando entre pisco y nazca, gallos y medianoche que alguna vez me gustó pero que ya está comprometida’, mientras analizo detalles y reflexiono sobre la evolución del proyecto iniciado que tendrá como fin la culminación de una carrera avanzada con satisfacción. Mientras estrello mi cuerpo contra el tálamo y busco yacer sin mucho éxito.
Mientras eso sucede, no puedo expulsar de mi mente los acontecimientos de los últimos días. Aquellos que cuando inicie su cuento, recordarán al lector sobre lo ya conocido, lo ya ventilado, sobre aquello que cansa, aburre, destruye y atormenta. Su expulsión es complicada y sólo provoca una tarjeta amarilla, y si continúa con la roja ésta sólo ocasiona una sanción leve que después de unos cuantos días, con su buen comportamiento, logra su indulto. Sin embargo, parece que esta vez, la falta y el daño ejecutado obliga a una suspensión definitiva.
La ejecución del temible castigo depende del poder de voluntad del presidente y dueño de las decisiones del directorio. Depende de su estado de ánimo, del momento, del clima, del color, en fin, depende de cómo quiere seguir viviendo. Dice que hoy sí fue muy lastimado, sin embargo aún no define su futuro, su sanción, la forma de vida que tomará de hoy en adelante.
Por lo pronto, debo contar que hoy se encuentra triste y a doble golpiza y paliza. Por un lado, poner mucha atención. En la articulación de la rodilla, los dos anillos fibrocartilaginosos (meniscos) se insertan en la superficie articular superior de la tibia; así, forman una ceja ligeramente elevada para una mejor articulación con el extremo inferior del fémur. Esto se debe en parte a la concavidad irregular de la superficie articular inferior del fémur. Un par de ligamentos cruzados que se disponen longitudinal y oblicuamente en la articulación impiden que la tibia se desplace hacia adelante y hacia atrás, y alcanzan su máxima tensión cuando la articulación está extendida. Precisamente esa función en su rodilla izquierda ha sido perjudicada y dañada gravemente. Hoy, recibió la noticia definitiva. Tarjeta roja. Suspensión definitiva. Adiós al balón. Adiós a la práctica de aquello que le gustaba y le fascinaba. También adiós al causante de la preferencia por la suspensión sentimental definitiva. Ya es tarde.
La articulación de mi rodilla izquierda y la articulación peroneotibial superior con su ligamento, ha sido dañada. Ya no volveré a jugar fútbol, tampoco a correr ni hacer esfuerzo físico que implique carga para mi extremidad inferior izquierda. Trabajo sí, con los brazos, con las piernas ni intentarlo. Una juventud más bien malograda. Sin tomar en cuenta las recomendaciones, anoche volví a la loza, al fulbito, al deporte, como arquero nada más para no hacer esfuerzo. Hoy tengo la rodilla vendada y debo frotarlo permanentemente. Duele y duele muy fuerte.
Por otro lado, el presidente del directorio se encuentra muy afligido. Ha sufrido la peor desazón de su vida –dice–. Le volvieron a ilusionar y le mataron de súbito. Le aplicaron la dosis sin anestesia, sin aviso previo, sin lástima y hoy se encuentra muy enfermo y cansado. Está totalmente deprimido, indeciso, abatido, totalmente desanimado. Si ríe lo hace por inercia, si habla es por obligación, si piensa porque es inevitable, si hace porque no tiene nada más que hacer. Sólo es y seguirá siendo el presidente, a pesar de todo, el único quien toma las decisiones.
Los caminos de la vida nos descubren muchos secretos. Muchas personas esconden todo lo que no quieren que otros vean, muy profundamente. Otras dejan fluir su confianza y comentan algo de lo que les sucede, les pasa, les atormenta, comparten sus tristezas, confusiones y pocas alegrías. ¿Amigos? Claro que hay amigos. Y sí que lo son. Sólo algunos.
Todo ello se ha confabulado para crear una tribuna confusa, incomprensible, indefinida. Veto a saber lo que sucederá mañana. Hoy estoy aquí. Mañana ya no. Pasado mañana, por dónde estaré.
Quien no conoce nada, no ama nada. Quien no puede hacer nada, no comprende nada. Quien nada comprende, nada vale. Pero quien comprende también ama, observa, ve. Cuanto mayor es el conocimiento inherente a una cosa, más grande es el amor. Yo puedo amar, pero a mí no me aman.
Por ello, y aunque duela y duela mucho, debo decir adiós y también pedirle al presidente del directorio que diga adiós; por mi rodilla, por el presidente, por mi bien, por nuestro bien.
Y sabes quién es el presidente del directorio. Aquí te lo nombro, claro y preciso. El presidente, el único que toma las decisiones definitivas: mi corazón.
Hasta la próxima.
Mientras eso sucede, no puedo expulsar de mi mente los acontecimientos de los últimos días. Aquellos que cuando inicie su cuento, recordarán al lector sobre lo ya conocido, lo ya ventilado, sobre aquello que cansa, aburre, destruye y atormenta. Su expulsión es complicada y sólo provoca una tarjeta amarilla, y si continúa con la roja ésta sólo ocasiona una sanción leve que después de unos cuantos días, con su buen comportamiento, logra su indulto. Sin embargo, parece que esta vez, la falta y el daño ejecutado obliga a una suspensión definitiva.
La ejecución del temible castigo depende del poder de voluntad del presidente y dueño de las decisiones del directorio. Depende de su estado de ánimo, del momento, del clima, del color, en fin, depende de cómo quiere seguir viviendo. Dice que hoy sí fue muy lastimado, sin embargo aún no define su futuro, su sanción, la forma de vida que tomará de hoy en adelante.
Por lo pronto, debo contar que hoy se encuentra triste y a doble golpiza y paliza. Por un lado, poner mucha atención. En la articulación de la rodilla, los dos anillos fibrocartilaginosos (meniscos) se insertan en la superficie articular superior de la tibia; así, forman una ceja ligeramente elevada para una mejor articulación con el extremo inferior del fémur. Esto se debe en parte a la concavidad irregular de la superficie articular inferior del fémur. Un par de ligamentos cruzados que se disponen longitudinal y oblicuamente en la articulación impiden que la tibia se desplace hacia adelante y hacia atrás, y alcanzan su máxima tensión cuando la articulación está extendida. Precisamente esa función en su rodilla izquierda ha sido perjudicada y dañada gravemente. Hoy, recibió la noticia definitiva. Tarjeta roja. Suspensión definitiva. Adiós al balón. Adiós a la práctica de aquello que le gustaba y le fascinaba. También adiós al causante de la preferencia por la suspensión sentimental definitiva. Ya es tarde.
La articulación de mi rodilla izquierda y la articulación peroneotibial superior con su ligamento, ha sido dañada. Ya no volveré a jugar fútbol, tampoco a correr ni hacer esfuerzo físico que implique carga para mi extremidad inferior izquierda. Trabajo sí, con los brazos, con las piernas ni intentarlo. Una juventud más bien malograda. Sin tomar en cuenta las recomendaciones, anoche volví a la loza, al fulbito, al deporte, como arquero nada más para no hacer esfuerzo. Hoy tengo la rodilla vendada y debo frotarlo permanentemente. Duele y duele muy fuerte.
Por otro lado, el presidente del directorio se encuentra muy afligido. Ha sufrido la peor desazón de su vida –dice–. Le volvieron a ilusionar y le mataron de súbito. Le aplicaron la dosis sin anestesia, sin aviso previo, sin lástima y hoy se encuentra muy enfermo y cansado. Está totalmente deprimido, indeciso, abatido, totalmente desanimado. Si ríe lo hace por inercia, si habla es por obligación, si piensa porque es inevitable, si hace porque no tiene nada más que hacer. Sólo es y seguirá siendo el presidente, a pesar de todo, el único quien toma las decisiones.
Los caminos de la vida nos descubren muchos secretos. Muchas personas esconden todo lo que no quieren que otros vean, muy profundamente. Otras dejan fluir su confianza y comentan algo de lo que les sucede, les pasa, les atormenta, comparten sus tristezas, confusiones y pocas alegrías. ¿Amigos? Claro que hay amigos. Y sí que lo son. Sólo algunos.
Todo ello se ha confabulado para crear una tribuna confusa, incomprensible, indefinida. Veto a saber lo que sucederá mañana. Hoy estoy aquí. Mañana ya no. Pasado mañana, por dónde estaré.
Quien no conoce nada, no ama nada. Quien no puede hacer nada, no comprende nada. Quien nada comprende, nada vale. Pero quien comprende también ama, observa, ve. Cuanto mayor es el conocimiento inherente a una cosa, más grande es el amor. Yo puedo amar, pero a mí no me aman.
Por ello, y aunque duela y duela mucho, debo decir adiós y también pedirle al presidente del directorio que diga adiós; por mi rodilla, por el presidente, por mi bien, por nuestro bien.
Y sabes quién es el presidente del directorio. Aquí te lo nombro, claro y preciso. El presidente, el único que toma las decisiones definitivas: mi corazón.
Hasta la próxima.
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